La revolución digital supone uno de los mayores retos de la historia de la industria automovilística. El desafío de lo digital ha entrado con fuerza y ha removido los cimientos del sector. Desde la fábrica hasta la adquisición de los vehículos, la industria 4.0 exige una adaptación rápida y eficiente.
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Transformación digital sector automoción
Según el vicepresidente ejecutivo de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), “En los próximos 10 años, la industria del automóvil va a cambiar más que en los últimos 100”. Lo afirma en el Estudio de Tendencias 4.0 en un Contexto Global con Impacto en el Sector de Automoción.
La frase compila lo que realmente está suponiendo la transformación digital en el sector de la automoción. El desafío de lo digital resulta especialmente relevante en una industria que siempre ha procurado estar a la vanguardia tecnológica.
Los representantes del sector automoción están preparados para la digitalización y están listos para encarar la demanda futura.
Lo cierto es que esta actitud se ha traducido en un aumento en la inversión anual en I+D. El sector automovilístico europeo ha incrementado el presupuesto en casi un 7,5 %. Este hecho es un hito histórico que roza los 54 mil millones de euros, según el informe ofrecido por la patronal ACEA.
El desafío de lo digital
El desarrollo tecnológico obliga a las compañías a remodelar su modelo organizativo y crear nuevos tipos de negocio.
Las organizaciones que se dedican al sector automovilístico deben tomar conciencia sobre la importancia de la revolución digital. Precisan apoyarse en sistemas y herramientas que puedan analizar y tratar datos. El negocio cumplirá con varios objetivos vitales: tomar decisiones adecuadas, disponer de información sobre su actividad y mantener los estándares de competitividad.
Es cierto que el fabricante de coches tiene que enfrentar diversos desafíos. Afectan prácticamente a toda la cadena de producción. Deben controlar estrictamente el tema de las emisiones y la normativa medioambiental. También se ven obligados a asumir la nueva regulación que garantiza el uso de combustibles más eficientes. Además, es el momento de adoptar soluciones sobre movilidad.
Los vehículos se han transformado en ordenadores sobre ruedas. La focalización en torno al software y los servicios se traduce en la necesidad de que las compañías se adapten a nuevos tipos de negocio y remodelen su concepto organizativo. No puede perderse de vista la nueva manera en que los usuarios buscan coche en Internet.
La revolución digital y las nuevas tendencias
La industria 4.0 llega cargada de servicios que se basan en el big data, emplea materiales más ligeros, pero más resistentes, y ya está montando toda una infraestructura que dé cabida al perfeccionamiento de los automóviles eléctricos. Estas son algunas de las tendencias que causarán mayor impacto en las empresas dedicadas a los coches.
Para los especialistas, no se deben perder de vista cuatro transformaciones de gran calado que afectarán al concepto de las automovilísticas:
- El auge que experimentará la movilidad. El usuario está cada vez más dispuesto a viajar compartiendo vehículo, trayectos y hasta aparcamientos. Así surgen nuevas prácticas como el carsharing. Sin duda, se trata de un modelo expansivo desde el punto de vista de la economía. Las estimaciones ponen de manifiesto que, en los próximos cinco años, se moverán alrededor de 30 billones de euros.
- El coche autónomo. Parecía cosa de ciencia ficción, pero Google prácticamente se lo sacó de la manga en 2005. En los próximos años deberá superar los desafíos tecnológicos y la problemática derivada de legislación que vayan realizando los gobiernos.
- La revolución digital: robótica, machine learning, servicios digitalizados, conectividad a través de dispositivos, nuevas herramientas, mejora de las infraestructura. Todo ello genera una enorme cantidad de datos que pueden compartir las compañías y los usuarios. La consecuencia obliga al planteamiento de modelos de negocio novedosos y a regular la forma en que se protege la seguridad de los clientes.
- Necesidad de asumir la irrupción eléctrica: el entorno de la fabricación de coches eléctricos es cada vez más productivo. Es preciso asumir cuanto antes que este tipo de vehículos sustituirán a los que emplean combustibles fósiles. Este apartado viene asistido por el impulso que ha supuesto las reformas en los campos de la reglamentación y la tecnología. El propio consumidor demanda cada vez más proyectos encaminados hacia la protección medioambiental.
Autonomía, conectividad y ecología definirán el coche del futuro, en el que el Big Data tendrá gran protagonismo.
El coche del futuro cada vez más cerca gracias a la revolución digital
Está claro que el vehículo del futuro se basará en la autonomía, la conectividad y la ecología. Son muchas las posibilidades que se derivan del hecho de poder conectar un coche a su entorno.
Este hecho es factible gracias a las nuevas metodologías empleadas por la industria de la automoción para aprovechar al máximo el proceso consistente en transferir datos. La razón es que el sector percibe el automóvil conectado como un producto con muchas posibilidades a corto plazo. Lo cierto es que se espera que esté completamente implantado en el mercado, al 100%, durante la próxima década.
Por último, las estimaciones calculadas para 2025 arrojan cifras muy halagüeñas. Se calcula que la revolución digital posibilitará que el número de coches conectados sobrepase los 81 millones.